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lunes, 4 de noviembre de 2013



En las huertas de Los Patos

Este sábado fue la tercera clase práctica de salto del pastor (para algunos la primera), pero por lo que ví, parece que los alumnos de este año están bastante avanzados en "esto de brincar".
   Salimos del colectivo a las cuatro de la tarde para bajar por el barranco que va a la Playa de Los Patos y practicar en las huertas lo aprendido el día anterior: bastoneos y saltos a pies juntos desde diferentes alturas, pero también saltos de banda, etc. 



Después de los ejercicios de calentamiento, el grupo de alumnos nuevos practicó en muros más bajos para ir mejorando la técnica, sobre todo de salto a pies juntos,  donde la correcta postura del cuerpo, de los brazos y pies es esencial para apurar la frenada hasta el final de la lanza. Los alumnos de otros años, se atrevieron con muros más altos, haciendo bastoneos más largos, subiendo muros e intentando algún que otro salto a regatón muerto, además de saltos de banda y distintos deslizamientos. En uno de ellos deslizándonos perpendicular al suelo lo combinábamos con salto al pise juntos y costaba, éste no siempre salía. Al final hicimos un circuito en muros de piedras. Había para todos los gustos y al final enseñamos a los que no habían venido el día anterior el salto del enamorado.
Pero lo más curioso de la tarde, fue la suelta de crías de pardela en su primer vuelo hacia el mar. Las pardelas son aves marinas que vienen a tierra firme durante la reproducción, que si no me equivoco, se produce en primavera. Luego hay un período de incubación de los huevos, naciendo las crías en verano.

 Comentaba Enrique, que estas aves se aparean con la misma pareja año tras año, aunque no sé como se vuelven a encontrar después de los movimientos migratorios. 


Hacen los nidos en las grietas de los muros, y ahí las aves adultas vienen a alimentar a las crías, hasta que llega el otoño y ya están preparadas para volar por primera vez y buscar su propio alimento en el mar. Algunas lo hacen de forma instintiva y se dirigen al mar, pero a otras, como en este caso, las hemos tenido que ayudar a “alzar el vuelo”…                                                                              

Volvimos al colectivo ya anocheciendo, pero con la ilusión de haber aprendido algo nuevo y con ganas de salir de nuevo al risco.


 Primera parada para el esperado refrigerio y tapita… y luego algunos se fueron a saborear pescadito, batatas y castañas… y a disfrutar de la compañía.


                                                             


Hasta el sábado que viene, que… YA FALTA MENOS PA’ VERNOS OTRA VEZ EN EL RISCO!!!!
 
Juana.

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