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viernes, 25 de abril de 2014



                                                   LA MESA DE TEJINA
Como cada domingo nos reunimos en el local del colectivo con ganas de empezar en el risco cuanto antes: después de los saludos habituales y el cargado de las lanzas salimos en dirección de Bajamar. Saliendo del valle nos cayó un pequeño aguacero pero como somos positivos solo pensábamos en llegar para saltar. Cuando aparcamos al final del camino de la Costa por Bajamar nos dimos cuenta que sería un día fresco pero que no nos mojaríamos, esta vez haríamos el camino por este sentido siendo una ligera subida. 


En el inicio  nos encontramos unas bolsas de una limpieza de rabo de gato que realizó el Cabildo y vimos que ni las recogieron ni arrancaron la flor ante de arrancar la planta.



Fue una caminata tranquila y gracias a los profes tuvimos una nueva clase de flora de la zona, Kevin estuvo recordándonos lo aprendido en otras caminatas indicándonos por ejemplo como diferenciar las Tabaibas dulces y amargas, restregamos el Balo para reconocer su olor característicos a gofio con leche, y Jose se recreó en su Faro; Enrique nos enseñó que con el agua extraída de la Gomareta o la fruta del cornical tenemos el remedio para quitar la leche de Tabaiba, y también fuimos viendo y sintiendo la variedad de Cardones.




Cuando llegamos a la Era de la degollada (donde tanto se trilló) nos volvimos a mojar un poquito pero sin intensidad, ya en este punto algunos les entró un hambre voraz pero conseguimos aguantarlos hasta llegar a las cuevas las cuales en el pasado dieron buena cuenta de sus virtudes como refugio y como vivienda. Allí, a cubierto, degustamos la viandas, esas frutitas con miel de palma de Jose y Lourdes, los aguacates de Petri, ese pan de pizza de María José...  y... en la sobremesa, “algunas” estuvieron entretenidas viendo qué es eso del wasap… Al llegar a la Mesa nos sorprendió la gran vegetación que nos encontramos, y sobre todo las poblaciones de lavanda.
En este punto nos asomamos al filo y vimos por dónde saltaríamos, como siempre nos pasa, la brisa estaba en el inicio, cosa que nos dificultó el primer paso y aunque Jose se quedó con las maguas de probar allí un regatón muerto, lo rodeamos, de resto fue una ruta bastante divertida porque te permite todo, desde bastoneos a saltos con diferentes grados de dificultad.



Y así entre los tarareos de Petri, el estribillo repetitivo de Jose y Guillermo y  capitaneados por Kevin, que se puso en la delantera llevándonos a la pista como si hubiera bajado otra veces, avanzamos de tramo a tramo hasta el término de la ruta.

Al final, pensábamos que habíamos terminado pero los profes decidieron que podíamos atravesar los dos barrancos para llegar sin pisar la carretera hasta el coche, pero los cornicales, tasaigos y tabaibas  no nos lo pusieron fácil no obstante por fin lo conseguimos.
 

Y como siempre terminamos con un baño reparador en las piscinas de Bajamar aunque a alguno las olas le dio más de un revolcón.


Fue un día genial con una gran compañía.

 Javier Antonio














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