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martes, 3 de diciembre de 2013

 

Mis sensaciones en el salto del pastor

De niño, cuando jugaba con mis amigos, nunca tuve la ilusión de ser un orco del “Señor de los Anillos”, pero hace unas semanas, la primera vez que descendí al barranco, rodeado de figuras con las lanzas bien altas apoyadas en los hombros, me recordó una escena de este libro, y sentí algo fantástico al contemplar mi entorno que quizás solo se podría describir como un tipo de orgullo tribal.



                   (Alumnos de salto del Tagoror Chiregua, aunque en realidad, ni Petri lleva látigo ni somos tan feos)             
               
 

Caminábamos juntos hacia el barranco, las lanzas tambaleándose levemente como mástiles de 30 fragatas y dibujando su  silueta contra el sol y... nuestra primera clase.
Llevo años queriendo aprender el Salto del Pastor:
 

Recuerdo bien el primer día que vi a un grupo de personas aparecer mientras yo caminaba por un sendero excavado en el costado de una montaña. Tenía 12 años. Aparecieron y desaparecieron en unos instantes, de repente se habían esfumado en el tiempo que pude parpadear solo un par de veces, lo único que quedó de aquella aparición fue el sonido: el toc toc de las lanzas golpeando el suelo. 





 


Ese breve momento me llenó de una sensación de libertad; de no tener que seguir por el sendero estrecho definido por otros. Presentí la posibilidad de elegir yo mismo el camino y llegar a lugares nuevos con una rapidez y facilidad que hasta ese momento me había sido imposible y aquí estoy en vías de conseguir esa libertad intuida.

Aunque todavía no he llegado al nivel de esos “superhéroes con palos mágicos” que alcancé a ver ese día, recuerdo el momento en que bajé, por primera vez una pared  escarpada y  que, sin lanza, nunca me hubiera atrevido a bajar. Me dí cuenta que había superado el primer paso hacia esa libertad tan deseada...


                                    



 Jonatan

1 comentario:

  1. Bonita forma de ver esta actividad, hoy me dijeron aquí en Tenerife estas haciendo "el salto del mago" y contesté que etimológicamente sería "el salto de los que brillan" y sin duda todos los que se acercan y están este colectivo son gente que brilla luz propia

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