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jueves, 5 de mayo de 2011

Descubriendo Teno: Lomo de las Cintas

Que diferente Teno, diferencia que hace sus rutas majestuosas e impactantes. Por lo menos eso es lo que yo sentí. Comenzamos por el cauce del barranco, nuestro objetivo: encontrar el camino para subir el risco. Y digo encontrar, porque a los profes se les perdió, y entre cañas, piteras y zarzas que magullaban mis muslos, al final una voz nos guió: era la de Cecilio: “tienen que llegar hasta la casa y luego subir”. Pero todos sabemos el patrón de comunicación del Tagoror tan especial y autóctono. Así que nos volvimos a perder, pero volvió la voz: ¿pero ya llegaron hasta la casa?. Hasta que por fin subiendo, bajando y volviendo a subir, encontramos el ansiado camino. He de decir que es el camino más hermoso que subido hasta ahora, no sólo por el paisaje de riscos enormes mirándose unos a otros, sino porque nuestros pies andaban sobre bordes con piedras insertadas artísticamente en el risco… Toda una obra de arte el “Risco Rompido”. Además tuvimos el placer de compartir el camino con un grupo de cabras que nos seguían detrás, como si nos estuviesen cuidando… De hecho Toño se acercó tanto que casi lo apañan. Cuidar tenían que cuidarnos, sobre todo a mí. Reconozco que esta ruta es la primera en la que el miedo hace que mis piernas tiemblen, y aprendo como el miedo se vuelve en ocasiones antagonista del disfrute. No sé que hacía a esta ruta tan delicada, quizá sea la verticalidad o quizá la sensación aérea a ambos lados de is pies. Las cabras nos dejaron, pero los guanines que me acompañaron me cuidaron todo lo que pudieron, incluso me rescataron de dos caídas que no se me olvidarán en la vida. Me quedo con lo que mis ojos vieron, me quedo con el respeto en estas rutas ya diferentes, me quedo con la ilusión de que algún día disfrutaré también los pasos por esos bordes afilados…
Saludos para tod@s y diculpen la tardanza.
Tania 

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