Las inmediaciones de la playa de
Los Roques se han convertido en los últimos años en uno de los lugares donde
podemos practicar el brinco con seguridad. Nos gusta este lugar, no sólo por la
belleza del entorno, sino porque allí nos encontramos con muros más altos que
entrañan más dificultad y que permiten al alumnado
progresar en su aprendizaje y por consiguiente nuevas sensaciones. Están dispuestos
de tal forma que nos permite brincar con continuidad, saltos y bastoneos se van
combinando, característica que nos aproxima a la realidad que más tarde
encontraremos en el risco.
Iniciamos el día con el calentamiento habitual
para posteriormente introducir los juegos que entretenían y divertían a los
pastores: el garabato, el levantamiento de la lanza y la vuelta del pastor.
Algunos salieron mejor que otros pero no hay que preocuparse que ya repetiremos.
Todos pusieron empeño en practicarlos y eso nos satisface, da gusto ver el
esfuerzo por aprender.
Después de los juegos descendimos
brincando, tuvimos tiempo de hacerlo en dos ocasiones. En la primera de ellas
insistimos en el salto a pies juntos, la altura de los muros hizo que sirvió
para apurar la frenada utilizando la mayor parte del cuerpo posible en el
rozamiento con la lanza, práctica que cada vez sale mejor. El segundo
descenso sirvió para bastonear y realizar brincos de banda afinando la
precisión. Paramos en un muro apropiado para realizar brincos de lado a lado de
menor a mayor altura, práctica que continuaremos en los próximos días. Salimos
del lugar al atardecer con la sensación de haber aprovechado la tarde.
Cada vez
más cerca del risco, ánimo !!!
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