Para coronar un precioso día de sol que parecía un día de
primavera, por sus colores, sus olores y su calor, el colectivo de la peña que
salta por el monte con la lanza, garrote, palo, pedazo de bastón o como queráis
llamarlo se aventuró en lo del ”caletón”, de La Victoria o de La Matanza...yo
me quedé con la duda, de todas formar por allí entre rojas o el charco del BAO,
sitio en el que ya había estado algunas veces pero nunca en plan brincando, y
por eso me resultó mas curioso y divertido aún.
Pues lo de siempre, antes de empezar, un buen calentamiento a
base de chistes, charlas, y cuentos de los conocedores de la historia de los
antepasados, que siempre aportan conocimiento, curiosidad y detalles
interesantes.
Sacadas las lanzas, puesto el cebo y apretadas las botas vamos a brincar. El lugar me pareció precioso y todo para mi tenia un efecto surrealista, la tranquilidad del día, con su silencio, contrastaba totalmente con el sonido del océano que con su fuerza retumbaba como un trueno.
La ruta tenia saltos para todos los gustos y cada uno podía elegir y desarrollar su habilidad, desde el bastoneo hasta los saltos.
Hacia tiempo que tenía ganas de un sábado como este,
desconectando y conectando al mismo tiempo.
Después de la ruta nos dirigimos a una cazoleta cerca del
lugar donde fuimos a saltar y allí también nos sumergimos en un poco de
historia.
Todo me pareció perfecto, y pensé que lo que se me quedó en este día no se consigue cada día.
Entre todas las cosas que aprendí, no puedo olvidar que
siempre es mejor llevarse un pequeño botiquín...
y que no es necesaria una lanza gorda para un hombre flaco...
lo que acabo de decir puede sonar una tontería pero quien fue
a la ruta lo comprenderá...
Todos sabemos que...lo que pasa en el risco se queda en el
risco.
(Mirko)
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