Sombrero de Chasna – Barranco
el Agua-Pegueros
La Escuela Municipal de Salto del Pastor Canario de La
Orotava realizó este pasado domingo día 18 de mayo una de sus últimas tareas.
Los dos monitores de este curso, Petri y Enrique, miembros a la vez del Tagoror
Chiregua (colectivo que viene llevando la dirección técnica de esta Escuela
Municipal desde 1998), decidieron que había llegado el momento de subir a las
cumbres de la Isla para brincar, y brindar así también homenaje al origen de
esta práctica ancestral en un entorno cargado de simbología aborigen y fuerza
telúrica: Las Cañadas.
La cumbre de la Isla está vedada para la práctica del Salto
del Pastor “por imperativo legal”. Así pues sólo pudimos asomarnos al siempre
sorprendente balcón que nos ofrece el circo de Las Cañadas, los restos de aquel
gigantesco estratovolcán (antiguo “Teide”) que se elevara muy por encima del
actual, hasta que se desplomó provocando deslizamientos colosales de
materiales hasta el mar y el espacio mismo de la caldera de Las Cañadas.
Parece, entonces, que el crecimiento y el desequilibrio se
pueden juntar catastróficamente. Somos conscientes de ello en esta Escuela
Municipal. Por ello todos los monitores insisten, año tras año, en un
aprendizaje paulatino que se vaya asentando sobre la sólida base del dominio de
las técnicas y gestos fundamentales, para luego disfrutar de una experiencia
gratificante y plena que, a la vez, haga posible minimizar los riesgos.
Para llegar al punto citado antes, ascendimos por el lomo de
los Pegueros, desde el km. 60 de la carretera TF 21 (de Boca Tauce a Vilaflor).
El día estaba nítido. El sol penetraba con fuerza aunque mitigado por la
refrescante brisa. Roberto Carlos tomó la delantera para que Pedro, Petri,
Laura, Enrique, Javi, María José, Coral, Garoé y un servidor siguiéramos sus
pasos. El ascenso nos regaló la visión del Sombrero de Chasna, erguido cual
fortaleza por su vertiente sur; de pinos ejemplares, resistiendo a la sequía,
al viento, al calor, al frío, a la falta de sustrato, al fuego; de enormes tajinastes rojos, ¿cómo logran
empinarse con tantas flores en tan duras condiciones? Nunca dejan de
sorprendernos.
Después de las fotos de rigor frente a Pico Viejo y el Teide,
nos acercamos al Sombrero de Chasna. Por los riscos de su costado comenzaron
los bastoneos y brincos precisos hasta encauzarnos en el Barranco el
Agua-Pegueros, donde el compañero Goyo, no sin gran esfuerzo (después de un día
de romería en la Sabinita Alta), nos esperaba. Ah, lo de Pedro también tiene
mérito... y por el mismo motivo.
El descenso por el cauce del barranco se hizo ágil y muy
entretenido, poniendo los nervios a prueba en el algunos pasos, pero superados
con holgada suficiencia y mayor o menor maña.
El esfuerzo y dedicación de los enseñantes vuelve a dar sus frutos.
¡Qué lástima que no cunda el ejemplo! En breves días asistiremos a la estéril
liturgia de la “canariedad”. Instituciones y centros educativos se afanarán en reafirmarla
deprisa y corriendo: ¡toca llenar el expediente! El resto del año podríamos trasplantar
casi cualquier colegio canario a La Rioja, por ejemplo, y no se notaría. De los contenidos canarios en la escuela no
queda sino una nota al margen en las programaciones. No se exige por las
autoridades educativas. Tampoco dan formación. La canariedad parece hoy un
residuo “folklórico” en el sentido más chabacano. Salvo raras y honrosas
excepciones, las televisiones y radios también siguen el mismo patrón.
Pero “milagrosamente”, a veces, en medio de este desolado
paisaje, encontramos un cacho brillante de obsidiana en un lugar aparentemente
inexplicable, como en el barranco del domingo. Otro brilla estas noches en la
rotonda de entrada a Los Realejos. Aunque su luz no es propia. La figura de un
saltador reluce en esa rotonda anunciando las fiestas patronales del pueblo.
Yo
no creo en las casualidades, creo que es prueba de que existe un aceptable conocimiento en Los Realejos de qué es el Salto del Pastor. Por más de 15 años,
nuestra compañera Petri, primero en el Colegio de Palo Blanco y luego en el IES
Los Realejos, ha impartido el Salto del Pastor en sus clases de Educación
Física. Cientos y cientos de alumnos/as, que ya trascienden una generación, han
tenido conocimiento y contacto directo con el Salto del Pastor, y eso no se
olvida tan fácilmente.
Es un honor y una suerte contar entre los miembros de
nuestro colectivo con gente comprometida con esta causa como Petri, como
Cecilio también, en el IES Orotava, y como otros/as jóvenes miembros y
colaboradores que se están sumando a esta línea de trabajo.
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