Domingo, 04 de Mayo
del 2.014.
El Valle de
la Orotava.
Como en un
sueño…
Después de
demasiado tiempo (una eternidad), volví a sentirlo.
Estaba a
punto de emprender una ruta de salto con los “chires”.
En este caso
la ruta tiene comienzo a partir del mediodía, ya que se respetó el riguroso descanso
que la fiesta de la cruz y sus fuegos pirotécnicos de Los Realejos se merece.
Después de armarse con las
lanzas en el Tagoror, arranca tremenda
jurria dirección Pino alto, donde nos espera el querido Enrique en su lindo
hogar para cargar las pilas y desde donde emprendemos la ruta, junto con Petri
y Fran a la cabeza del colectivo además de la encantadora compañía de Goyo.
Ya, nada más empezar, se
respira vivamente las ganas y emociones de l@s chic@s por adentrarse en el
risco, algunos con entusiasmo, nervios, emoción, intriga, y otros incluso con
“mono” por comenzar a disfrutar de este arte ancestral del cual estamos tan
encariñados como lo es el salto del pastor.
Al inicio del descenso el
grupo ya se va posicionando y marcan claramente las tendencias de cada uno de
los saltadores, eso sí, todos agradecimos ese precioso pasaje tan aéreo como lo
es el del canal del agua al cruzar el barranco de Humbolt aunque en esta
ocasión apenas se pudo visitar las cuevas de Bencomo... y seguidito bajamos por
la zona de la Resbala retando esos bastoneos de precisión, hasta poder
descansar en el mirador de Humbolt.
Nos desplazamos dando un
agradable y nostálgico (en mi caso) paseo hasta el inicio de la bajada del
ancón. Al comienzo de este tramo, ya te ubica
rápidamente en el tipo de ruta
que se trata, sobre todo en el ambiente aéreo que te propone. Avanzamos rodeados de unas preciosas vistas y de una
vegetación preciosa puramente risquera, todo un hermoso escenario acompañado de
una parejita de cernícalos curiosos
Con la mítica parada en esa
espectacular cueva y su puente roca recuperamos el aliento hasta terminar la
ruta en la que pudimos disfrutar del detalle tan bonito por parte de una gran y
querida amiga Caty, de recibirnos, en este enclave místico que es el Rincon en
el atardecer.
Al final, eso sí, muy
placenteramente, pudimos celebrar la exitosa ruta con unas ronditas en el San Diego.
Muchísimas Gracias a dot@s!
nos vemos en
el risco!
Pedro Lemes
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