Antes de
describir la ruta de Afur, quisiera agradecer al colectivo el esfuerzo por
hacer un encuentro tan especial en el albergue de Anaga. Se sumaron muchas
cosas para que saliera tan bien como la predisposición de la gente a compartir
alegría, a desconectar, muchas risas...
Me gustaría
valorar a las personas que compran las cosas para la comida, a las que
cocinaron, a las que piensan en el grupo más que en ellos mismos, porque
gracias a ellos los demás creo yo, guardaremos un bonito recuerdo de ese fin de
semana.
En cuanto a
la ruta, mucho calor al principio pero el tiempo nos fue acompañando y terminó
siendo inmejorable. La primera parte nos dirigimos a la "casa del
cura" con su pequeño lagar. Tres
palmeras junto a la casa donde se veía la huella de la extracción del guarapo.
Antes de la casa nos refrescamos en uno de los pocos sitios con sombra que
había. Luego un pequeño ascenso para llegar a la Degollada y disfrutar de la
vista que nos ofrecía.
La segunda
parte con mucho arbusto pequeño, zarzas, tasaigo... hacían el camino algo
inaccesible pero a la gente se le veía con entusiasmo a pesar de algún que otro
arañazo. Lo más bonito el pasear junto a las sabinas. Lo mejor estaba por
venir: la ducha que Cecilio nos tenía preparado uno a uno.
La tercera
parte y de más adrenalina, la bajada hasta los charcos. Interesantísima charla
de David sobre la dispersión de las semillas en el ecosistema de Afur. Aquí
hago mención a Cecilio por su paciencia, confianza y seguridad que transmitió
hacia nosotros. A Petri y Fran como perfectos escuderos. A Goyo abriendo
camino...
Y finalmente
chapuzón en los charcos que creo va a ser portada de la revista Oxígeno esta
semana.
Y
personalmente me quedo con los pequeños detalles de la ruta como lo que
aprendemos de cada uno de nosotros, de los demás, llevar 25 personas sin ningún
problema serio; el abrazo de Fran y Petri al llegar el último de nosotros a los
charcos lo decía todo.
Loren
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