Valle crispin, es una de las tantas
maravillas que tiene Anaga, unos barrancos que enamoran con sus cardones y
tabaibas.
Se puede apreciar a lo lejos la
presencia de nuestro padre Teide que nos acompañó en casi toda la ruta mientras
que la brisa marina y el ver el inmenso mar de fondo nos daba un poco de
aliento después del ascenso a la carretera general, que a
pesar de largo (unas 2horas), entre risas y anécdotas de los compañeros siempre
se hace ameno mientras disfrutamos del paisaje.
La bajada es muy técnica con
mucho bastoneo, de esos que te obligan a clavar bien el regatón porque el
terreno no es muy firme, pero la verdad es que nos viene bien para perfeccionar
nuestro estilo y coger soltura, sobretodo a los que llevamos poco tiempo
saltando.
Esta isla no deja de sorprenderme,
tantos rincones ocultos a la espera de que los descubramos. Ya planeamos en
futuras rutas transitar el otro lado del barranco que no dejaba de llamarnos la
atención con sus numerosas cuevas y saltos.
Esto es un vicio, nunca hay una
ruta igual a otra, siempre se descubre un paso nuevo, un salto nuevo donde
mejorar nuestra técnica y disfrutar de este deporte.
Nos vemos en el risco.
Brian
No hay comentarios:
Publicar un comentario